Sólo tendrás fortuna,
si nunca te rindes.
Sólo serás una leyenda,
si consigues lo más difícil:
creer en ti,
sin creerte nada.
Poseer seguridad,
sin convertirla en prepotencia.
Conjugar confianza y humildad.
Fe en los compañeros,
y respeto al rival.
Competitividad máxima,
y deportividad impoluta.
Y la gran clave: impermeabilidad ante el elogio,
una lucha feroz contra la complacencia.
Leer artículos beatificantes,
y levantarse pronto de nuevo la mañana siguiente,
porque queda mucho por hacer.
Renunciar a los homenajes,
porque hay un rival que estudiar,
y una hora de viaje,
es una hora que no se invierte en conocer los puntos débiles que te harán ganar.
Olvidarse de la victoria de ayer,
para volver a desear la victoria de mañana,
con la misma sed,
pero sin olvidar que todo lo que se hizo bien ayer,
que te hará fuerte para mañana.
Y tantas cosas...
Fuente: MARCA: El Blog de Planeta Axel (20091220)
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